ETIQUETACOÑAZOweb

 

 

En una sociedad donde luchamos por los derechos y dignidades de otros, aquellos que creemos que carecen de lo más elemental (mujeres árabes, rusas, eslovacas, africanas, y en general cualquier mujer de las llamadas del tercer mundo), olvidamos que no hace mucho aquí en España (y todavía quedan reminiscencias), una mujer pasaba directamente de la autoridad paterna a la autoridad marital, no estándole permitido comprar o vender sus propiedades u objetos personales o aceptar herencias, tales como tierras, casas, etc. e incluso siéndole negado el derecho de pedir un préstamo bancario o simplemente acceder a una tarjeta de crédito. Todo ello debía ser realizado y autorizado por su padre, hermano mayor o marido.

Hasta el año 1973 era requisito necesario para la celebración del matrimonio, tener realizado lo que entonces era denominado Servicio Social. Esta era una prestación que debía realizarse cara a la sociedad a modo de unos cursos similares a los prematrimoniales eclesiásticos, pero donde a las mujeres se las formaba para que fueran las perfectas amas de casa, ya que, como figura en el prólogo del libro de la Sección Femenina, era el fin último al que estaba destinada una mujer. Este libro de obligado cumplimiento (sin lo cual era imposible llevar a cabo el matrimonio o actos tan elementales como sacarse el carné de conducir) reza en su prólogo:Una de las preocupaciones constantes de la Sección Femenina, desde los primeros momentos de su actividad, ha sido la formación de la mujer para el hogar.