Hablar mucho de algo no significa conocerlo ni tampoco entenderlo. Pero cuando encima no se le dedica ni un momento, el peligro de caer en la ignorancia se multiplica de forma exponencial. Los conflictos armados, y más cuando son internos, son un claro ejemplo. La mentira y el olvido son dos herramientas indispensables incluso en el momento de la supuesta reconciliación de las dos partes.